Tus 20 y 20 más.
Pregunté por el “amigo” pensando que tal vez lo habrían trasladado o algo así. Inmediatamente, el reemplazante me dijo: “No, no ha venido. El hombre está de duelo.”
¿Qué le pasó? – pregunté. “Se le ahorcó la hija de 20 años.” ¿Cuándo? – insistí. “El Viernes Santo que pasó”
No pregunté nada más. La información recibida era suficiente. Sólo me callé y me recogí. Me fui para adentro. No atiné a decir nada más. Es demasiado penoso. Terrible para una persona como él. Impensable para alguien como yo.
¿Qué pasará por la cabecita de estas personas jóvenes? ¿Cómo será la falta de perspectiva de esas mentes? Desgraciadamente, no es la única, ni la primera, ni la última mujercita que dará aquel paso fatídico, dejando una estela de llanto y estupefacción en sus inmediatos y hasta en los desconocidos como yo. ¿Por qué no se darán cuenta que la vida es suficientemente larga como para revertir los problemas, la escasez y el infortunio?Me transporto mentalmente a mis años equivalentes a los de esta lolita-mujer y, en lo personal, estaba aquejado de un cáncer, estaba estudiando y estaba muy enamorado. Sin plata y con puras incertidumbres. Con ganas de abalanzarme al mundo y conquistarlo…
¿Qué harían para pintar de colores el corazón de una mujercita sin esperanza?